El narrador cámara
Pese a su nombre, no es una persona real o imaginaria, sino una cámara que cambia de lugar, sentido, dirección y enfoque tantas veces como el relatista desea.
El narrador cámara es, por tanto, confiable, y narra en tercera persona.
Ni opina ni sabe lo que sienten o piensan los personajes ni lo que ocurrió u ocurrirá. Solo da a conocer de manera objetiva lo que se ve y se oye.
Es por ello que debe pasar inadvertido a los lectores.
Un mal uso del narrador cámara da como resultado una narrativa güera.
Mas un buen uso evoca emociones narrativamente útiles: muestra los objetos, acciones, diálogos y ademanes precisos para que la historia se perciba y comprenda del modo adecuado.
Elegiremos este narrador cuando nos interese prescindir de interiorizaciones y desplazarnos con libertad de una escena a otra con el fin de narrar desde la perspectiva exterior de dos o más personajes, en beneficio de un narrador con que explotar recursos narrativos como la sorpresa, la intriga, el misterio o la ironía dramática.
No es el único que permite explotar tales recursos, pero, junto con el narrador omnisciente, es el único que puede contemplar distintos escenarios sin depender de la presencia de nadie en ninguno de ellos.
El uso del narrador cámara requiere una gran pericia narrativa. No es recomendable para escritores noveles, aunque tampoco lo es no atreverse a usarlo.
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