¿No cuentes: muestra?
Si José, el protagonista de tu cuento, es fisioterapeuta, ¿debes mostrar a José en la sección de fisioterapia del hospital? ¿O contar que es fisioterapeuta? ¿Mostrar cómo viste? ¿O contarlo?
En una historia te interesará mostrar los dos hechos porque serán clave para comprenderla; en otra, contarlos porque serán importantes, y en otra, omitirlos por innecesarios o por razones narrativas.
Que tu protagonista compre nueces, verbigracia, sin más contexto es baladí, aunque tal vez sea el detonante de tu historia y por ello necesites mostrarlo.
Su boda es, a la inversa, significativa, pero, si no atañe a la trama, será preferible la omisión.
No depende, así, de la relevancia del hecho, sino de la relevancia del hecho para tu historia, y también de los juegos psicológicos o narrativos que establezcas.
En definitiva, ni cuentes por contar ni muestres por mostrar. Decide según el grado de relevancia conforme a la trama:
Relevancia alta: mostrar.
Relevancia media: contar.
Relevancia baja: aludir, insinuar, omitir.
No confundas omitir una irrelevancia con omitir momentáneamente un suceso por razones narrativas justificadas.
Siempre que te basten unas cinco palabras para mostrar un hecho fútil, muéstralo. Al menos será mejor que contarlo.
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